Barbillón Aravaca: crítica gastronómica de un restaurante con esencia y vanguardia

Ubicado en la elegante avenida de Valdemarín, en Aravaca, Barbillón es mucho más que un restaurante. En sus 12 años de vida, ha evolucionado desde su concepto original de cocina de mercado hacia una propuesta con tintes cosmopolitas, sin perder el alma tradicional. Hoy es uno de los locales más completos y versátiles de la zona: cocina non-stop, ambiente cuidado, atención profesional y una carta renovada que equilibra creatividad y raíces.

En este reportaje compartimos nuestra experiencia en el restaurante insignia de Barbillón Family & Corp., grupo liderado por los hermanos Curro y Kike Sánchez del Amo. Desde su apertura en 2012, han creado una marca reconocible, basada en el buen producto, el trato cercano y la capacidad de sorprender con cada plato. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber para tu próxima visita: ambiente, cocina, platos imprescindibles y recomendaciones.

Ambiente y concepto

Barbillón es uno de esos espacios donde la decoración acompaña a la cocina. Luz natural, mobiliario elegante pero cómodo, y una distribución pensada para disfrutar: desde mesas para dos con cierta intimidad hasta zonas amplias perfectas para comidas de grupo. Su terraza acristalada es uno de los rincones más codiciados, especialmente en los meses templados.

Interior del restaurante Barbillón en Aravaca Un entorno cuidado, elegante y versátil: así es Barbillón en Aravaca.

La experiencia no solo se vive en el plato. El servicio de sala es ágil, atento y muy profesional, con personal formado y conocedor del producto. El ambiente es relajado pero con chispa: ideal para una comida de negocios, una celebración familiar o una cena con amigos que se alarga.

Platos que probamos

Durante nuestra visita tuvimos la oportunidad de degustar algunos de los platos más emblemáticos de su nueva carta. Una selección que resume bien el ADN del restaurante: producto de calidad, recetas con carácter, puntos de cocción precisos y una cuidada presentación.

Comenzamos con un entrante que ha alcanzado ya estatus de clásico en la casa: la ensaladilla de mi madre con gambitas de cristal fritas. Una base cremosa y equilibrada, donde la patata está en su punto, coronada con gambitas crujientes que aportan salinidad y textura. Un bocado nostálgico con un giro muy actual.

Ensaladilla de mi madre con gambitas de cristal fritas Receta casera con acento castizo: ensaladilla cremosa con crujiente de gambitas de cristal.

El nigiri frito de steak tartar fue sin duda uno de los grandes descubrimientos de la jornada. Un bocado que sorprende tanto por su estética como por su sabor: la base crujiente del arroz frito sostiene una porción generosa de steak tartar bien aliñado, coronado con cebollino y un toque picante. Exótico, pero accesible.

Nigiri frito de steak tartar de Barbillón El nigiri frito de steak tartar: bocado crujiente e intenso con equilibrio perfecto.

Seguimos con un entrante con espíritu callejero pero ejecución impecable: colitas de gamba en tempura japonesa con mayonesa chipotle. La tempura es ligera, nada aceitosa, y el chipotle aparece sin invadir. Una receta propia de Barbillón que merece aplauso.

Colitas de gamba en tempura con mayonesa chipotle Jugosas, crujientes y ligeramente picantes: una combinación ganadora.

La tortilla “alla carbonara” es otra de las genialidades de la carta. Una reinterpretación libre de la carbonara italiana en formato tortilla de patata. Con yema fundente, guanciale crujiente y un sabor envolvente que te obliga a pedir pan para rebañar el plato. Imprescindible para los amantes de las fusiones bien pensadas.

Tortilla alla carbonara servida en Barbillón Fusión italiana-española con todo el sabor del guanciale y la yema cremosa.

En los principales, probamos el flamenquín Barbillón, que escapa del concepto clásico andaluz. Aquí el empanado es fino, la carne tierna y el relleno sabroso. Una versión mejorada y refinada de un plato que suele ser más tosco en otros restaurantes.

Flamenquín Barbillón Reinterpretación moderna del flamenquín: delicado, sabroso y muy bien ejecutado.

Y cerramos con un postre que ya se ha convertido en seña de identidad: la oblea de Nutella y mascarpone. Ligera en textura, pero muy golosa. El crujiente de la oblea se combina con el dulzor equilibrado de la crema, que no empalaga. Perfecta para compartir… o no.

Oblea de Nutella con mascarpone Un final dulce, crujiente y sedoso: oblea con Nutella y mascarpone, perfecta para rematar la velada.

La carta completa de Barbillón

Más allá de los platos que probamos, la carta de Barbillón destaca por su variedad, técnica y creatividad. Se nota la voluntad del chef por ofrecer propuestas que combinan la tradición española con un enfoque internacional. Encontramos desde clásicos como las rabas a la andaluza con huevo frito —un homenaje al tapeo castizo—, hasta elaboraciones más arriesgadas como las gyozas de ropa vieja o el brioche de anchoa 00, pequeño en tamaño pero de gran intensidad de sabor.

Brioche de anchoa 00 de Barbillón Brioche de anchoa 00: un bocado pequeño, intenso y elegante.

Entre las opciones más reconfortantes y sabrosas de la carta está el involitini de berenjena con boloñesa, una receta mediterránea elaborada con carne de vaca vieja. La berenjena, laminada y cocinada al punto, envuelve un relleno jugoso y lleno de sabor. Es un plato que combina técnica, tradición y producto de calidad.

Involitini de berenjena con boloñesa de vaca vieja Involitini de berenjena con boloñesa de vaca vieja: sabor mediterráneo con personalidad.

En pescados, destacan opciones como el tiradito de pez limón con leche de tigre, muy fresco y bien presentado, o el fish & chips de merluza de pincho, una reinterpretación de la receta británica con producto nacional de calidad. Las elaboraciones respetan el punto de cocción y mantienen sabores nítidos, algo que no siempre se consigue con este tipo de platos.

Tiradito de pez limón con leche de tigre de Barbillón Tiradito de pez limón con leche de tigre: frescura y sabor para abrir boca.
Fish & chips de merluza de pincho Fish & chips con merluza de pincho: una versión cuidada del clásico británico.

En el apartado cárnico, brillan el T-Bone a la brasa, servido al punto y con una maduración excelente, y los dados de solomillo con verduras al estilo asiático, jugosos y con un marcado toque wok. Ambos platos hacen las delicias de los más carnívoros.

T-Bone a la brasa T-Bone de vaca a la brasa: para amantes de la carne en estado puro.
Dados de solomillo con verduras al estilo asiático Dados de solomillo con verduras al wok: sabor intenso y punto perfecto.

El Raw Bar, una de las señas de identidad de Barbillón, ofrece ostras Gillardeau, milhojas de patata con caviar y ceviches o tartares. Una propuesta para quienes buscan productos de lujo, tratados con elegancia y sin artificios.

Ostras servidas en el Raw Bar de Barbillón Selección de ostras del Raw Bar, ideal para un entrante sofisticado.
Milhojas de patata con caviar Milhojas de patata con caviar: técnica, equilibrio y lujo discreto.

Postres para cerrar con nota

Barbillón cuida con mimo el momento dulce, y aunque su carta de postres no es extensa, cada opción está diseñada para dejar huella. Además de la oblea de Nutella y mascarpone —ligera y cremosa—, destacan clásicos con un giro como la tarta árabe o la tarta tres leches exprés, ideal para compartir.

Especial mención merece su tarta de queso caliente, cremosa en el centro, con una base sablé ligeramente crujiente y aroma a vainilla. Perfecta para los que buscan una tarta de queso diferente, más elaborada y de textura envolvente.

Tarta de queso de Barbillón Tarta de queso cremosa con base caliente: final de fiesta goloso y perfecto.

Ubicación y reservas

📍 Dirección: Av. de Valdemarín, 165-169, 28023 Aravaca, Madrid
📞 Teléfono: 910 17 59 84
🌐 Web: www.barbillonoyster.com
💳 Precio medio: 50-60 € por persona
🕒 Horario: Cocina non-stop. Desayunos, comidas, cenas y tardeo.

Barbillón es una visita imprescindible para quienes valoran la buena mesa en un entorno elegante y cercano. Su propuesta mezcla lo clásico con lo moderno, y ofrece una experiencia gastronómica completa, desde el primer entrante hasta el último postre. Un restaurante al que sin duda merece la pena volver.

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