Peregrinos caminando por el Camino Portugués por la Costa desde Oporto Caminar junto al Atlántico es una de las grandes señas de identidad del Camino Portugués por la Costa.

El Camino de Santiago es una constelación de rutas, y cada una brilla con luz propia. En los últimos años, una de las que más ha ganado en popularidad y prestigio es, sin duda, el Camino Portugués por la Costa. Y no es de extrañar. Este trazado, que une Oporto con la frontera gallega, es un espectáculo para los sentidos, una ruta donde el azul del Atlántico y el verde de la costa se funden en un paisaje inolvidable.

Si estás pensando en lanzarte a esta aventura, has de saber que hay experiencias, sabores y lugares que marcan la diferencia. Para que no te pierdas nada, hemos preparado esta guía con los 10 imprescindibles del Camino de Santiago por la Costa desde Oporto. ¡Toma nota y prepárate para vivir una peregrinación única!

1. Caminar sobre el océano en las pasarelas de Madera

Olvídate de los senderos de tierra y piedra por un momento. Uno de los elementos más icónicos y diferenciales de esta ruta son sus kilométricas pasarelas de madera. Especialmente en la primera etapa, al salir de Oporto y atravesar Matosinhos, te encontrarás caminando literalmente sobre un mar de dunas, con el océano a un lado y la brisa marina acariciándote el rostro.

Es una sensación mágica, casi como flotar sobre el paisaje, que te permite disfrutar de la costa de una forma cómoda y, sobre todo, respetuosa con el frágil ecosistema dunar. Es, sin duda, la imagen que se te quedará grabada de este Camino.

2. Degustar la gastronomía marinera más fresca

Un viaje también se saborea, y en este Camino, el Atlántico no solo se ve, sino que se come. Estás en una de las mejores zonas del mundo para disfrutar del pescado y el marisco fresco. No puedes dejar pasar la oportunidad de probar un “arroz de marisco” caldoso en Vila do Conde, unas sardinas a la brasa en cualquier pueblo pesquero o un “robalo” (lubina) a la parrilla en Esposende.

Cada parada es una invitación a descubrir la riqueza de la gastronomía local, siempre acompañada de un buen vino verde de la región.

3. Vivir una puesta de sol atlántica

Puede parecer un clásico, pero los atardeceres en la costa portuguesa tienen algo especial. El sol tiñendo el cielo de naranjas y rosas mientras se hunde lentamente en el océano es un espectáculo diario y gratuito que el peregrino no debe perderse. Busca un buen lugar en la playa de Moledo, con la silueta del Monte de Santa Trega al fondo, o desde el paseo marítimo de Viana do Castelo, y simplemente, disfruta del momento. Es la mejor recompensa tras una larga jornada de caminata.

4. Descubrir el encanto histórico de Vila do Conde

Esta pequeña ciudad marinera, fin de la primera etapa, es una auténtica joya. Su centro histórico, con sus calles empedradas y sus casas señoriales, invita a un paseo tranquilo. No te pierdas la visita a la réplica de una “Nau” quinentista, los barcos de la época de los descubrimientos portugueses, que se construye en sus astilleros. Es un viaje en el tiempo que te conecta con el pasado glorioso de Portugal como potencia marítima.

5. Subir al Santuario de Santa Luzia en Viana do Castelo

Es, posiblemente, el punto panorámico más espectacular de todo el recorrido. Al llegar a Viana do Castelo, una de las ciudades más bonitas del norte de Portugal, es obligatorio subir al Santuario de Santa Luzia. Puedes hacerlo a pie, si aún te quedan fuerzas, o en un cómodo funicular. Desde la cima, las vistas son sencillamente sobrecogedoras: la ciudad a tus pies, la desembocadura del río Lima y una panorámica infinita del océano Atlántico. National Geographic la describió como una de las vistas más bellas del mundo, y no exageraba.

6. Disfrutar del camino sin preocupaciones logísticas

Para que la experiencia del Camino sea plena, tu única preocupación debería ser caminar y disfrutar. Cargar con la mochila, buscar alojamiento cada día o no saber dónde comer puede añadir un estrés innecesario. Por eso, un imprescindible para muchos peregrinos modernos es confiar en una organización experta.

Contar con un servicio que se ocupe del traslado de equipaje entre etapas y que garantice alojamientos de calidad con baño privado es un lujo que transforma la experiencia. Si quieres vivir esta tranquilidad, puedes consultar en https://www.mundiplus.com/caminos/a-pie/camino-desde-oporto-a-a-guarda/, y centrarte en lo verdaderamente importante.

7. Cruzar la frontera en ferry por el Río Miño

Es uno de los momentos más simbólicos del viaje. Tras la última etapa portuguesa, llegarás a Caminha, un precioso pueblo en la desembocadura del Miño. Justo en la orilla de enfrente, ya en España, te espera A Guarda.

Cruzar esa frontera líquida en el pequeño ferry que une ambas localidades es una experiencia cargada de significado. En apenas diez minutos, cambias de país, de idioma (aunque el gallego y el portugués se abrazan aquí) y te adentras en la última fase de tu peregrinación hacia Santiago.

8. Brindar con vino verde

No puedes irte del norte de Portugal sin probar su famoso “vinho verde”. No es un vino verde de color, sino un vino joven, ligero, afrutado y con un punto de aguja que lo hace increíblemente refrescante. Es el acompañamiento perfecto para cualquier plato de pescado o marisco y la bebida ideal para reponer fuerzas al final de una etapa. Pídelo bien frío en cualquier terraza y disfruta de un sabor auténtico de la región.

9. Explorar el punto de partida: Oporto

Aunque la ansiedad por empezar a caminar sea grande, dedicarle al menos un día completo a Oporto es fundamental. La ciudad es Patrimonio de la Humanidad y un laberinto de calles, iglesias y bodegas que te seducirá.

No te limites a sellar la credencial en la Sé. Pasea por la Ribeira, cruza el Puente de Don Luis I para visitar las bodegas de Vila Nova de Gaia y, si eres un amante de los libros, no te pierdas la famosa Librería Lello. Oporto no es solo el inicio del Camino, es una parte esencial de la experiencia.

10. Coleccionar sellos únicos en tu credencial

La credencial del peregrino es tu pasaporte, el documento que acredita tu paso por las diferentes etapas. Pero más allá de su función oficial, es un diario de viaje en forma de sellos. En esta ruta costera, además de los sellos de los albergues y las iglesias, busca los más originales.

Muchos cafés, restaurantes e incluso tiendas tienen su propio cuño. Busca el de la capilla de Santa Marta en la playa, el de alguna pequeña tasca marinera o el del propio ferry que cruza el Miño. Cada sello contará una pequeña historia de tu viaje.

El Camino Portugués por la Costa es una ruta amable, bella y llena de sorpresas. Siguiendo estos 10 imprescindibles, te asegurarás de vivir una experiencia completa, rica en matices y, sobre todo, inolvidable.